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¿ Cómo ha llegado la izquierda a ser tan penosa como lo es en la actualidad? (II).

Las bases sobre las que se articularon las ideas de la izquierda revolucionaria: el Humanismo y la Ilustración.


     En el artículo anterior pudimos ver con detalle que la relación entre el pensamiento de izquierdas y el cristianismo se debe más a un deseo voluntarista que  a un análisis detallado del contenido de las Santas Escrituras. Por lo tanto, si deseamos rastrear los orígenes racionales que sustentan estas ideas (y descartar toda operación de aproximación a convicciones dominantes para justificar sus ideales) debemos remontarnos a una época posterior en el tiempo que no está carente de controversia. Así, muchos manuales y expertos consideran que fueron los cambios acelerados de la historia que tuvieron lugar a finales del siglo XVIII  (independencia de los Estados Unidos de América y el estallido de la Revolución francesa) y del siglo XIX (Revolución industrial y auge del capitalismo) las que le dan sentido, especialmente porque las reivindicaciones del movimiento obrero así lo justifican. No obstante, y pese al profundo respeto que me puedan producir tales fuentes, no puedo estar de acuerdo con las mismas: las revoluciones citadas no son más que la manifestación externa de un fenómeno que llevaba siglos cuajándose desde el Renacimiento. Y es que, con la aparición del pensamiento renacentista y de los primeros humanistas, vemos como el hombre va empezando a ocupar un lugar cada vez más central en la obra de estos autores. Si unimos a esto el hecho sin precedentes de hacer más accesible el conocimiento gracias a la invención de la imprenta, tenemos el caldo de cultivo perfecto para cuestionar la “ verdad” que la Iglesia Católica había difundido y allanar el paso para que las ideas de pensadores que, como Descartes o Spinoza, comienza a preguntarse sobre el hombre más allá de los límites que había fijado la escolástica hasta entonces.

https://es.wikipedia.org/wiki/Johannes_Gutenberg

     La escolástica había sido la corriente de pensamiento dominante hasta que tales sucesos tuvieron lugar. Básicamente, pretenden aplicar las categorías del pensamiento grecorromano ( aunque la influencia de los atenienses fuera inmensamente mayor) con la intención de terminar de articular un pensamiento cristiano que se consideraba incompleto en las Santas Escrituras. De esta manera, los escolásticos ( entre los que debemos destacar a Tomás de Aquino) , haciendo uso de tales fuentes y casi de puntillas, introdujeron el análisis cuasicientífico de Aristóteles a unos textos que no pretendían ofrecer respuestas de ese tipo ( la Biblia es, para aquellos que pretenden ser creyentes, una Revelación, no un tratado sobre ciencias) y terminaron cayendo de lleno en contradicciones que fueron cuestionando cada vez más muchos de los mandatos bíblicos y sus enseñanzas, mientras resaltaban las ventajas del pensamiento crítico y racional. Una de estas paradojas es la que podréis disfrutar en el siguiente vídeo, y pese a estar refutada hoy en día, imaginad el impacto que pudo tener en los grandes pensadores de la época.

https://www.youtube.com/watch?v=IGfhTKBI8I0

     Con una fe cuestionada, una revalorización de los clásicos y la penetración de las ideas más allá de unos pocos eruditos gracias a la imprenta, tenemos el caldo de cultivo perfecto para ir desplazando gradualmente a Dios del centro del debate hacia el hombre. Obviamente, este cambio no fue rápido y brusco, sino gradual, y el papel de los humanistas ( hombres de fe que, aún fieles a la Iglesia Católica, van cuestionando casi sin saberlo su doctrina. Dentro de los mismos debemos destacar a Erasmo y Tomás Moro) fue clave para llevar esas ideas hasta la misma corte de muchos reinos.

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/moro_tomas.htm

     Los humanistas entendían que del estudio de las Escrituras se desprendía una visión del hombre como ser a respetar y valorar, y no ser un mero objeto sin valor en manos de instituciones políticas (imperios, principados o reinos) que podían disponer libremente de sus vidas para satisfacer sus anhelos. Antes bien, el hombre tiene alma, y gracias al alma tiene inteligencia. Gracias a la inteligencia se pregunta qué está bien y qué mal. Si el hombre puede saber que está bien o mal, puede preguntarse por muchas cosas más allá de los planes de la Divinidad o, lo que era lo mismo antes de la Reforma, de la Iglesia Católica. Y cuestionar a la Iglesia supone cuestionar la educación que las mismas promovían, abriendo el campo a los saberes prácticos. En palabras de Martínez Alarcón y Elena e Ignacio Casas Santero:

      “ Los educadores se preocupan de resaltar la necesidad de enseñar cosas aplicables, de no atiborrar la mente con datos inútiles, sino con ciencias provechosas. Del mismo modo, los que se ocupan de algún problema jurídico o social, como por ejemplo la pobreza, no ponen tanta atención en la discusión teórica como en los detalles prácticos y las soluciones factibles.No les interesa demasiado saber si la pobreza es buena o mala moralmente, o si entra o no en los planes de la Providencia, sino que lo que les preocupa es cómo han de ser los hospitales o si es conveniente o no imponer el trabajo obligatorio a los allí acogidos”.

     Efectivamente, la técnica va a ser admirada y grandes ingenieros  (como Leonardo da Vinci) viene a mostrar el espíritu que el nuevo mundo (también en el ámbito geográfico con el descubrimiento de América) ofrece y que, en política, toma forma con el nacimiento de su “ técnica”, es decir, el nacimiento de las Ciencias Políticas de la mano de Maquiavelo. Sin embargo, y a los fines que a nosotros nos interesan, no todo fue técnica: con Tomás Moro se abre paso un nuevo género en el pensamiento político, que no es otro que el de las utopías.

     En su famosa obra Utopía, Moro describe una comunidad imaginaria en la que reinan la paz, la propiedad común y el amor por la filosofía y los valores cristianos. Esta comunidad ha sido injustamente comparada con la descrita por Platón en la República, pero debemos entender que esto es un error, pues si Platón definía una sociedad ideal (para Platón las ideas son verdades ajenas a nuestra propia mente y, por lo tanto, todo el mundo puede llegar a el mismo ideal por medio de un proceso de pensamiento. Esta forma de entender que la verdad es externa a el observador y revestida de una forma de luz que la hace reconocible, es inmutable y eterna) ,Moro define una utopía. Pero, ¿qué es una utopía y por qué es diferente a un ideal platónico? La palabra utopía tiene dos significados, y Moro se molesta en hacernos entender esto: como “ una buena sociedad” y, a su vez, como “ una sociedad imposible”. ¿A cuál de ambos se refiere Moro en su obra? Tomás Moro, que como Canciller estuvo en contacto con la realidad de las conspiraciones y luchas alrededor de los Tudor, evoca una sociedad deseable pero imposible. Imposible porque el hombre encuentra dos leyes luchando en su interior: la del deber y la del deseo. La del deber es la ley del amor, pues el hombre que se mueve por el respeto a la ley debe sacrificar su propio deseo, es decir, debe abandonar su egoísmo primitivo en favor de la razón. El hombre es, por lo tanto, más hombre cuanto más se somete a su inteligencia, que nace de su alma, y por eso el creyente que se somete a las enseñanza divina puede encontrar el camino para desprenderse de lo material y compartir la propiedad. Esto era lo opuesto a lo que él estaba viviendo. Enrique VIII, su Rey, estuvo bien dispuesto a hacer cuanto hiciera falta para obtener la nulidad de su primer matrimonio con Catalina, y ello para dar rienda suelta a su deseo por Ana Bolena. En su obstinación, se enfrentó al Papa y terminó abandonando la Iglesia Católica y enemistándose con el Imperio español y el resto de reinos que se reconocían leales a la Iglesia. De hecho, mantenerse firme en sus convicciones morales lo llevó a ganarse la enemistad del mismo Rey ( nunca gozó de verdadera simpatías por parte de Ana Bolena, pues él siguió considerando legítima reina a Catalina, con la que compartía una firme fe y la oposición al nuevo credo impuesto por Enrique) y a terminar siendo ejecutado por mantenerse fiel a sus principios.




http://www.escohotado.com/genesisyevoluciondelanalisiscientifico/tema20.htm

     Con la llegada de este género (el utópico) se abre la veda para futuros trabajos (como la Nueva Atlántida, de Bacon) en los que se describa el “ como debería ser” esa sociedad , y será un arma muy utilizada por la izquierda, incluso en nuestros días.
     No obstante, la obra de Moro no tuvo un impacto sobresaliente en la época, y serían la Reforma de Lutero y el pensamiento de los ilustrados los que ahondarían en ese proceso de cambio.
      La Reforma luterana supuso el desanclaje definitivo a la idea de mediador que entre Dios y los hombres jugaba la Iglesia Católica. Tal idea, por cierto, totalmente ajena a las palabras de Cristo, que le confiere a él mismo ser la única vía para llegar hasta el Padre, fue una de las principales críticas de Lutero pero, para ser rigurosos, debemos apuntar que tal crítica había sido perfilada por autores de la Baja Edad Media. De hecho, el mismo Enrique VIII había impugnado tal hecho (aunque por los motivos incorrectos) para forzar el cisma necesario que llevara a la ruptura de relaciones con la Iglesia. No obstante, la cuestión no se limitaba a esta, sino a tantas otras (como la denuncia de los excesos en la vida del clero, que vivía muchísimo mejor que el común de los mortales pese a desprenderse de los Evangelios que debe ser la generosidad con el que sufre el infortunio la que distinga al creyente) denuncias y una de ellas era la perversión que suponía aplicar el conocimiento mortal para entender el divino: las enseñanzas de Cristo eran comprensibles para los apóstoles (a los que enseñaba con parábolas que, cierto es, en algunos casos debió explicar) , pese a ser estos “iletrados y del vulgo” (de tal modo eran considerados por los miembros del Sanedrín). Por lo tanto, la escolástica está en el centro de la diana de la Reforma a nivel intelectual. ¿Cómo debe estudiarse el mensaje divino si no es con la mediación de los grandes ilustrados? Si la relación con Dios es personal, su estudio también debe ser personal, basada en la oración, la reflexión y el silencio.
     Pero, ¿por qué es tan relevante esto para nuestros fines? Hoy en día, que todos tenemos al acceso de un simple click de ratón información directa de calidad, en la época no era así, y los hombres solo podían reflexionar de forma mediada, y esos grandes mediadores eran los miembros del clero. No solo limitaban aquellos temas que debían ser objeto de preocupación, sino que su juicio resultaba ser más temido que el de cualquier poder terrenal, por tener la capacidad de condenar el alma a el sufrimiento eterno. Con la llegada de Lutero se pone en cuestión no solo al Papado, sino a la autoridad política (el Imperio) que actuó como su paladín durante largo tiempo. Bien cierto es que la institución sufrió una pérdida de su credibilidad ante el Emperador durante las conjuras de los Borgia, y las relaciones llegaron a sufrir grandes crisis, pero no fueron las mismas las que pueden dar explicación de la llegada de una nueva era, sino la difusión de un pensamiento entre las élites que se cuestionaba absolutamente todo. Desde la naturaleza del ser humano al cuestionamiento sobre qué es el alma, casi nada escapó a la mirada de los pensadores de la Ilustración. Los ilustrados tenían la intención de analizar todo por medio del saber para hacer avanzar al hombre hacia el reino de la razón, libre ya de toda superstición y de cualquier conocimiento que no tuviera anclaje en la reflexión racional o la evidencia empírica. Estos dos modelos, que quedan bien representados en las obras de Wolff y Hume respectivamente, teñirían el pensamiento de grandes ilustrados como Voltaire, Condorcet, Locke o Kant. Precisamente este último, que sin lugar a ningún género de
dudas fue el más grande y extraordinario (“ pese a su aparente tono gris”, en palabras de Savater) , nos legó el que podemos considerar el lema de la ilustración: Sapere aude, es decir, atrévete a saber.



     Estos pensadores marcaron el pensamiento político de la época, y se preguntaron por las grandes cuestiones relacionadas con la misma. ¿ Cuál es la fuente de legitimidad del poder político genuino? ¿ Debe el poder político garantizar un derecho de mínimos para todos los seres humanos? ¿ Todos los hombres somos iguales? Y, si lo somos, ¿ en qué sentido lo somos? ¿ Qué significa ser libre y cuáles son las limitaciones a la libertad que podemos tolerar? Pese a que los ilustrados se hicieran tales preguntas, no llegaron todos a las mismas conclusiones y de esas discrepancias fueron naciendo diferentes corrientes de pensamiento. No obstante, un tema resulta central en el pensamiento de todos ellos y, pese a que le pueda parecer extraño a nuestro querido lector, del debate sobre qué quiere decir el ser libre y cómo llegar a la misma han nacido han nacido ideologías tan radicalmente diferentes como el liberalismo, el socialismo y los diferentes totalitarismos. ¿ Cómo es eso posible? En el próximo artículo analizaremos la obra del padre intelectual (aunque él no fuera consciente de estar haciendo tal barbaridad) de los totalitarismos que, a su vez, da cuenta de los fundamentos de una ideología en cuyo nombre se han matado más hombres que en ninguna otra: el comunismo.


     Eduardo José Ramírez Allo.

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