Es
un tema recurrente entre aquellos que han tenido la oportunidad de
vivir muchos años, o de aquellos que disfrutan de echar la vista
atrás y observar la evolución de las ideas políticas, el
cuestionarse cómo es posible que la izquierda actual haya llegado a
defender causas que antes perseguían o, en el mejor de los casos,
estaban muy alejadas de los que se consideraban los fundamentos del
pensamiento de sus teóricos.
No
obstante, casi nadie es capaz de ofrecer una explicación del cómo
ni del por qué han llegado hasta este punto. ¿ Es, acaso, la
izquierda actual un eslabón más de una cadena que empezaba con
malos fundamentos y hemos llegado a ellos siguiendo su desarrollo
natural? ¿ O en algún momento se separaron las causas profundas de
las superficiales y terminaron estas parasitando y dominando
finalmente al huésped? Como es comprensible, no se puede responder
a esa pregunta así, sin mayor desarrollo que justifique dicha
evolución pues, de haberse hecho, tal vez no hubieran llegado a
defender de forma ambivalente el derecho a la vida y a matar, a
consumir drogas y a prohibir su uso y, en suma, todas aquellas
políticas que dejan a la vista de la opinión pública las terribles
contradicciones a las que la izquierda se enfrenta a día de hoy.
Pretender
obtener una respuesta a tales cuestiones nos obliga a hacer un
recorrido desde sus fundamentos hasta la actualidad, haciendo un
esfuerzo por detectar la esencia del pensamiento y la acción de
aquellos que ofrecieron un legado ideológico a las generaciones
posteriores.
Gracias
a esa mirada en perspectiva podremos entender cómo han llegado a
aupar estas ideologías a individuos tan singulares como han sido
Lenin, Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Pablo Iglesias y Andrés Manuel
López Obrador, y esto solo por citar algunos de los casos más
sangrantes.
No
obstante, tampoco pretendemos negar la existencia de una izquierda
socialdemócrata que se ha mantenido fiel a sus principios y que no
debe ser objeto de escarnio: toda formación política que haga un
uso responsable de los recursos públicos y actúe de forma cabal
merece nuestro respeto. Por ello, y pese a las referencias
inevitables que se harán en esta serie de artículos a las mismas,
quedan fuera del marco de análisis que desarrollaremos aquí ( lo
que tampoco quiere decir que compartamos su ideario político).
No
tema acompañarnos en tal recorrido: es largo pero esclarecedor, y le
aseguramos que una vez haya terminado de leer estos artículos podrá
entender cómo hemos llegado hasta aquí y hacia dónde se dirigirán
previsiblemente en un futuro cercano.
¿
Nos acompaña?
Eduardo José Ramírez Allo.
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